Sucedió a esta hora
Sucedió a las 6:16 pm del 28 de octubre de 2004.
Un camión gris se estaciono al frente de la panadería “Pandemar” en el kilómetro 20 en la vía Tunja-Duitama, su conductor, Don Gerardo; (un camionero en sus 40, gordo y bigotudo), se bajo y entro a la panadería a comprar lo que siempre solía comprar: un tinto y dos panes de queso. Se lo tomo sin prisa mientras miraba la carretera, que estaba silenciosa y vacía. Curiosamente la panadería también se encontraba vacía y a excepción de los ocasionales ruidos provenientes de la cocina mientras las empleadas lavaban la loza y echaban chisme, el lugar estaba desierto. En el televisor un coronel anunciaba nuevas medidas por un incremento en los accidentes automovilísticos y aseguraba que no había nada que temer. Un chico de no más de 18 años parqueo su moto al frente y entro, llamo a una de las chicas que atendían y le pidió algo simple: un café. Se sentó a una mesa de distancia y se lo comenzó a tomar. Don Gerardo no le prestó atención a ese individuo, saco su panela y llamo a su padrino.
—Abelardo. ´toy en pandemar. Vuste a qué hora llega? —Espero la respuesta y le respondió. —No mano, así lo veo grave. Vea que ya’ta hecha la cosa. —Abelardo le respondió negativamente. La respuesta lo dejo en blanco. —No mano, eso no puede ser, yo hice lo que pidió, na’a más
—Abelardo le dijo que no y ya era hora. Don Gerardo no sabía que hacer, había sacrificado tanto conduciendo que no sabia que hacer ahora. Abelardo llegaría en cualquier momento y no esperaría apelar a su buena consciencia, eso jamás funcionaria. Pensó en el chico que había entrado a la panadería, de una manera u otra obtendría la última que le faltaba. Miro hacia atrás para asegurarse que el chico siguiera concentrado en su café y se dio cuenta que le estaba hablando.
—Oiga ¿Qué paso con su camión? —Le dijo el chico. Don Gerardo lo miro unos segundos y luego miro hacia adelante, como si no procesara lo que le hubiera dicho, solamente observo al vacío, su camión había desaparecido por completo. Intento correr y gritar y pedir ayuda, pero era como si todas las palabras que existieran en el universo conocido hubieran desaparecido y ahora solo existía una sola: pánico.
Pues al irse el camión de su vista, también lo haría su misma vida.
Don Gerardo paso saliva y corrió, corrió a la carretera y su querido camión ya no estaba, había desaparecido. Miro hacia el norte hacia la carretera que se volvía en espiral y continuaba entre los árboles bifurcados y las rocas de los Andes que la ocultaban, luego miro hacia atrás en caso de que el camión hubiera retrocedido por algún artilugio del infierno y lo que vio, no cabía duda, no era su camión, no eran sus luces, no era su bocina la que escuchaba, no eran frenos lo que oía sino más bien una risa conocida y al ver la cabina vio al mismo diablo que lo conducía.
Sucedió a las 05:24AM del 28 de octubre de 2004
Un Chevrolet gris daba la vuelta en una de las famosas curvas mortales de la vía del altiplano cundiboyacense, un carro no identificado lo intenta adelantar y lo cierra en la carretera, el conductor gira para evitar golpearlo, gira a la derecha, hacia el abismo, dejando dos muertos y el eco de su grito a lo lejos.
Sucedió a las 12:04AM del 31 de julio de 2004
La niebla cubría la carretera Bogotá – Villavo, un hombre estaba viajando en su moto: una clásica AKT 150. No ve al camión que va en contravía con las luces apagadas hasta que esta en frente suyo. Dos horas después muere en el quirófano de un hospital.
Sucedió a las 09:23PM del 10 de Julio de 2004
Dos vagabundos cruzaban la carretera en el kilómetro 10 Capitanejo-Bucaramanga, van manejando un pequeño carrito de compras con una matrícula de plástico, esa era su pequeña broma, llamaban a su carro un convertible “Ferrati”, sin luces para iluminar la negra noche no ven la figura oscura que acelera a 80km/h. El carrito de compras vuela sobre sus cabezas. Sus cabezas vuelan con sus demás cosas. Los pronuncian muertos al llegar al hospital.
Sucedió a las 02:40AM del 25 de marzo de 2004
Una pareja conduce por la autopista norte con 116, están discutiendo sobre una prueba de embarazo que salió negativa, la esposa dice que no importa que pueden volver a intentarlo, el esposo esta enojado y decepcionado, le grita. Es un tema con el que siempre chocan desde hace años, cuando ella se enteró que podía ser estéril y el sueño de una familia de 4 hijos termino allí, él la mira y luego grita, no se dieron cuenta del momento en el que un camión que iba a 100 por hora se une a su discusión, los voltea y los hace dar vueltas hasta golpear uno de los árboles que aún no había talado la alcaldesa. El conductor muere al instante, su pareja muere 4 horas después, el doctor les da las malas noticias a los abuelos. El nieto que esperaban murió 2 minutos después.
Sucedió a las 06:12PM del 28 de marzo de 2004
Un hombre quema los resultados de su biopsia junto a un mechón de su pelo y un contrato firmado en sangre, mientras el contrato arde en llamas el numero 20 se ve reflejado por un momento en las llamas, seis meses y solamente seis meses le dice el padrino a cargo de la ceremonia. El hombre ve el numero y llora, pues sabe lo que le va a costar.
Sucedió a las 04:18AM del 14 de octubre de 2004
Una caravana de 6 carros está saliendo de Santa Marta hacia Bogotá, la idea vino de la abuelita, quería conocer la famosa ruta del sol desde la tierra en vez de desde el aire y también le daban miedo las alturas. A la altura del kilómetro 67 un vehículo pesado en contravía golpea el primer carro que da vueltas fuera de la carretera, los demás intentan esquivarlo, pero el camión continúa estrellándolos, los carros estallan envueltos en llamas y gritos de niños que eran primos, tíos que eran hermanos. La abuelita estaba durmiendo y continúo haciéndolo, ella nunca escucho el primer impacto.
Sucedió a las 6:57PM del 28 de octubre de 2004
La policía llego a la escena del crimen, alguien había arrollado a un pobre hombre que estaba en la mitad de la carretera, no hubo ningún testigo, el hombre murió al instante, todos sus huesos habían sido pulverizados por el impacto, su piel había sido arrastrada por la carretera y se desprendía de unos ligamentos ya descompuestos y en donde se podría decir que era su cráneo solo se podía ver la misma oscuridad en la cuenca de sus ojos. Las larvas y las moscas se hacían un festín y los buitres miraban pacientemente a los oficiales que intentaban rodear la grotesca escena. Cuando llego el forense, él supo inmediatamente que si alguna vez ese hombre estuvo vivo fue hace mucho tiempo. La policía se acercó a su camión que estaba unos metros adelante, parqueado en el lugar de siempre. Al acercarse se dieron cuenta que los lados del camión estaban rayados, había manchas en las ruedas y en el frente. Al abrir la cabina ¿adivinen que encontraron?
Una bolsa negra con 20 matrículas consagradas en agua bendita, ensangrentadas, rayadas y golpeadas. Aun calientes al tacto, aun sintiendo aquellos últimos momentos cuando su vida les fue arrebatada, aun esperando llegar al descanso eterno que les prometieron. Excepto por una, que estaba completamente helada, una que simplemente era otra matrícula común y corriente.
Sucedió a las 5:32AM del 16 de agosto de 2004
Un hombre que montaba su motocicleta en la vía Tunja-Bogotá es arrollado por un vehículo de carga pesada 6 kilómetros antes del primer peaje, no hay testigos. Encuentran al conductor dos horas después, su moto no está por ningún lado. Después de 16 horas de cirugía lo salvan, el hombre queda parapléjico toda su vida, pero esta vivo. Unos días después encuentran la moto a un lado del camino entre el bosque, le habían quitado la matricula.
Sucedió a esta hora.
Mira a ambos lados antes de cruzar la calle, no vaya a ser que llegue el fin de la historia.